Avda. Bayona, 9, Pamplona
T.L: 948 36 66 66
HORARIO:lunes a viernes, mañanas: 9:30 a 13:30, tardes: 16:30 a 20:00
Sábados, mañanas: 10:00 a 13:30
Chapitela, 21 Pamplona
T.L: 948 22 40 10

Historia-2

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Con más de 150 años de historia, se trata de una de las ópticas más antiguas de este país, posiblemente la más antigua, sobre todo en la misma familia y casi en la misma ubicación. Fue fundada en 1864 en la plaza del Castillo, trasladándose veinte años más tarde a la actual dirección de Chapitela, 21, que se encuentra a unos 25 metros de la anterior.

Nuestra historia comienza con Étienne Rouzaut, que fue el primero de esta saga familiar. Un comerciante que vendía en los pueblos de Navarra ayudado por una caballería, esto acaeció en torno a 1855, en una época donde la población rural era muy numerosa y además no se desplazaba. Étienne se las ingeniaba para realizar exámenes visuales con aquello que podía tener a mano, pedía a los hombres que miraran los dientes de una sierra o más raramente un periódico y a las mujeres una labor de costura, entonces les iba probando diferentes graduaciones.

A mediados del Siglo XIX estas actividades de venta ambulante se fueron asentando y es cuando nuestro protagonista, en 1864, se establece en el centro de Pamplona.

Desde un principio se distinguió por su especialización en la venta de gafas, para ello instaló un tallercito cerca de la fachada para poder aprovechar la luz natural y allí adaptaba los cristales de roca, con un cuidado extremo ya que se podían romper muy fácilmente al trabajarlos.

Pero claro, no solo se podía vivir de la escasa venta de gafas. En aquella época y durante bastantes años hubo que vender de todo. Fundamentalmente toda clase de artículos de cierta tecnología de la época, como los barómetros, termómetros, higrómetros; uno que tuvo gran éxito en la época fue el alcoholímetro dado que la producción de vino estaba muy extendida en un medio rural muy importante. También prismáticos, lupas y otros artículos relacionados. Pero no acababa ahí, también regalos y lo más curioso, semillas.

Marie Rouzaut, mujer de Étienne, estuvo a cargo del negocio tras su marido, ya que le llevaba unos cuantos años de diferencia. Una mujer con visión que amplió el negocio y trajo la moda de Paris. Los periódicos de Pamplona contaban los viajes de esta “empresaria” y anunciaban las novedades que traía para el público pamplonés.
El siguiente miembro de la familia, hijo de Étienne y Marie: Luis Rouzaut siguió en la línea de la especialización y por ello sus estudios se enfocaron en la óptica, estudiando esta especialidad en Chicago, EEUU, una década antes de que Al Capone llegara a esa ciudad. También se formó en el Instituto Central de Óptica de Paris, obteniendo un diploma de honor.

Con orgullo, pondría en su rótulo: “Óptico científico”. Orgullo que tenía su fundamento, ya que la publicación de sus trabajos tuvo reconocimiento internacional por parte de la prensa técnica de la época. Además, registró el rotulo de “Casa del óptico” que se utilizó hasta mediados del siglo XX.

A Luis Rouzaut le toco vivir un tiempo complicado de guerras y postguerras que afectaron, también, las relaciones comerciales. Hay que tener en cuenta que casi todas las mercancías venían del extranjero y era habitual, en ese momento, los embargos, las desapariciones de paquetes etc. Alguno de estos, llegó con un par de años de retraso y se recibió con gran alegría.

En aquellas épocas de tantas escaseces, la venta de gafas tenía que seguir complementándose con otros artículos, como hemos visto, y durante la época de siembra, la venta de semillas era hegemónica. De aquellos años nos queda la anécdota de dos agricultores que se acercaron a Pamplona para realizar sus compras y cuando uno de ellos pidió unas gafas en nuestra tienda, el otro, sorprendido, comentó: “Ah, ¿pero en Casa del Óptico también tienen gafas?”.

Posteriormente y tras la Guerra Civil Esteban Rouzaut, hijo de Luis, continuó con el negocio.

Él no tuvo tanta suerte como su padre pues si bien empezó alternando sus estudios elementales entre Francia y España, enseguida llegó la Guerra Civil y a continuación la Segunda Guerra Mundial. En aquellos años, pocas posibilidades había en España y menos en la Francia ocupada.

No obstante, se las ingenió para ir formándose, primero con su padre, más tarde en la Universidad de Barcelona y después se diplomó en “Óptica de Anteojería”, así se llamaba en aquella época, en la primera promoción, de la primera escuela de óptica que hubo en España.

Tuvo que hacer frente a los problemas de escasez que vivía la España de la época. Por ejemplo, para salvar el problema de las restricciones eléctricas, construyeron una máquina para cortar y biselar los cristales que funcionaba a pedales y que era iluminada por una lámpara de carburo.

Además, se involucró muy activamente en la constitución de Colegio Nacional de Ópticos que empujó los estudios hasta un reconocimiento universitario, llegando a ser vice-decano de dicho órgano. Fue organizador, también, de uno de los primeros congresos de óptica y responsable de la primera exposición de óptica en España.

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También fue muy activo representando a España en la Sociedad Europea de Optometría. Esto le dio contactos y posibilidades para ser pionero en la adaptación de lentes de contacto. Poco podemos imaginar hoy en día lo que costó introducir ese concepto tan revolucionario para aquel tiempo, ya que muchos lo valoraban como un cuerpo extraño dentro del ojo; ya se hablaba, entonces, que iban a llegar la lentillas Kleenex, que iban a acabar hasta con las gafas. Ahora les llamamos desechables y las gafas siguen existiendo.

En aquellos años comenzaron a comercializarse los lentes para gafas orgánicos, de material plástico y hubo que adaptar e inventar la manera de trabajarlos.

Y llegó la generación actual que comenzó abriendo otro establecimiento en el joven barrio de San Juan, en aquel momento, era el mes de enero de 1981 y fue la primera óptica en instalarse fuera del centro de la ciudad.

Fueron tiempos de reformas y actualizaciones. En 1984 la óptica de Chapitela la ampliamos hasta los 400 m².  Por aquellos años, a nuestra casa llegó una de las dos primeras maquinas biseladoras automáticas que llegaron a España. También informatizamos nuestro fichero de clientes partiendo de cero ya que había poquísimos precedentes y los ordenadores se comenzaban, tímidamente, a comercializar.

Estábamos integrados en un grupo de compra llamado CIONE, que había sido fundado entre otros por Esteban Rouzaut. Pero en estos años pasamos a integrarnos en el grupo Multiópticas, grupo que abandonamos en 1999.

El final de los años 1980 y los años 1990 fueron años de gran salto tecnológico en los equipos de graduación de la vista y maquinaria para el montaje de gafas, que se automatizaron en gran medida.

Últimamente, con los desarrollos de las tecnologías de la comunicación, hemos dado otro paso importante interconexionando nuestros sistemas con los de nuestros proveedores y con ello trabajar como si estuviéramos haciéndolo directamente en la propia fábrica. Consiguiendo unos resultados todavía más personalizados para nuestros clientes.

Y seguimos trabajando para adaptarnos a las necesidades de todos nuestros clientes como lo hemos hecho desde 1864.

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